martes, 26 de julio de 2005

APUNTES PARA EL DEBATE SOBRE CONSEJOS CONSULTIVOS


Desde la reunión mantenida con el Sr. Álvaro Portillo en Cerdanyola y la posterior reunión de Asociaciones de Uruguayos del día 19 de junio, hemos efectivizado un intercambio fructífero con compañeros de varias Asociaciones de uruguayos de España y otros países, en virtud de ello es que queremos hacer un modesto aporte al debate de un tema tan importante como es el Departamento 20 y los Consejos Consultivos.


La creación del Departamento 20 en si es un hecho trascendente que puede permitir la especialización sobre la temática emigratoria. Esta situación, que no había sido tenida en cuenta por los diferentes Gobiernos de Uruguay anteriores; mas allá de las declaraciones, significa la atención, por parte del actual Gobierno, de la realidad del 15 % de la población total (según cifras oficiales). Esto es de vital importancia para un país desvastado como el nuestro.


Por tanto entendemos tal organismo como aglutinador de iniciativas y propuestas, mas allá de las tareas propias que en materia de Relaciones Consulares contenga.. Esto implica una doble visión de las tareas a desarrollar que son responsabilidad de dicho Departamento. Lograr tal objetivo solo es posible si se asume la tarea con amplitud de criterios y con los oídos bien abiertos. La realización de estudios sociológicos en cada lugar donde hayan uruguayos, entendemos es una de las tareas prioritarias para conocer la realidad y así gestionar de mejor manera los recursos humanos y materiales con que se cuenta, para desarrollar una política de ida y vuelta.


Los uruguayos en el exterior nos sentimos incentivados ante la nueva política de relacionamiento de la Cancillería y a ella queremos aportar, en tanto el objetivo sea de gestionar adecuadamente dichos recursos. Situaciones muy disímiles se encuentran en nuestra emigración, desde compatriotas que tienen años fuera del país, hasta aquellos que han emigrado producto de la última crisis, (llegando casi a 40 años de emigración constante) que continúa golpeando al país y de la cual no será sencillo salir. En todo caso todos somos emigrantes, mas allá de los niveles de integración a la sociedad de acogida, pero lo mas importante es que la inmensa mayoría nos continuamos sintiendo URUGUAYOS. Esto es lo que tenemos en común y por lo que debemos hacer los mayores esfuerzos para tirar del carro hacia el mismo lado.


El instrumento de los Consejos Consultivos por cierto no es ninguna novedad en las Relaciones Consulares, muchos Estados lo tienen y con variada aceptación institucional. La concreción de estos en nuestro caso debe tener en cuenta nuestra propia idiosincrasia, sin menospreciar las características propias de cada lugar, que por cierto inciden en la concepción de cada individuo. Los CC como instancia global, deben asumir la heterogeneidad que se expresa en cada lugar, sin pretender proyectarse como SINTESIS ASOCIATIVA, ya que los campos de acción son diferentes, (mas allá de que en ciertas acciones puedan coincidir). Los CC por lógica social serán instancias transversales y por lo tanto más complejas, pero serán para estatales, (más allá de las buenas intenciones) Por tanto centrarán sus tareas en apoyo a los Consulados, (control social de los mismos, gestiones de tipo académicas y económicas, es decir, lo que el país necesite), junto a ello podrá realizar tareas culturales y solidarias, etc. En estos dos últimos elementos es donde encontraran el escollo de su propia constitución. Escollo que superarán, (por lo que anotábamos mas arriba), con dificultades que el tiempo, confianza y voluntad podrán resolver parcialmente. Esto indica cierta falta de ejecutividad en algunos temas, propio de su carácter tal cual lo determina su nombre.


El papel de las Asociaciones (algunas de ellas con muchos años de desarrollo en el lugar donde se encuentran) es muy diferente. Estas organizaciones en el exterior son el germen de una inequívoca identidad que profundizan en su trabajo, uniendo esto a la mejor forma de relación con la sociedad en que se encuentran, la generación de instrumentos sociales, el incentivo de la acción solidaria a partir del establecimiento de patrones de concientización y el protagonismo social de los compatriotas como objetivo de largo plazo, que permiten un núcleo fuerte de soporte y socio-político. Estas son tareas que jamás podrán realizar los CC y que resultan imprescindibles para la nueva situación y la nueva realidad uruguaya en una visión a mediano y a largo plazo.


Entendemos que el espacio de las Asociaciones es de ellas no por egoísmo, sino por necesidad de viabilizar iniciativas de contenido, mas allá de la diversidad de sus acciones y opiniones. Lo que todas tienen en común es un alto compromiso social con los uruguayos de todas partes. Esto debe tenerse en cuenta al momento de proyectar iniciativas desde el ámbito estatal, de no ser así se estaría abortando lo mas importante que han creado los uruguayos en su apego al paisito (por compromiso histórico y militante). Estas reflexiones nos llevan a considerar la relación que debe existir entre el Estado y la Sociedad Civil.


En nuestro país existe gran experiencia en el tema, no en pocas ocasiones se ha asistido a una aparente disyuntiva entre afinidad y responsabilidad social, los campos son diferentes, el Gobierno debe gobernar y los actores sociales deben trabajar en pos de los objetivos que se han trazado. Esto implica caminos diferentes, que por cierto en ocasiones pueden coincidir y que necesariamente son paralelos por propia definición histórica, económica y estructural del tipo de sociedad en que vivimos. Estos temas han sido objeto de debate en nuestro país desde hace años y mas particularmente en el 2004, es por ello que no comprendemos que se continúe definiendo a los Consejos Consultivos “como única instancia reconocida institucionalmente”.


Reconocer el papel de las Asociaciones no solo implica decirlo, se debe instrumentar y reconocer su existencia y trascendencia social en los hechos, no es posible eludir el reconocimiento institucional de las mismas y trasladarlo a una estructura que funcionará en el marco institucional, ya que serán abalados o no por la Cancillería según parámetros que aún no se tienen claros.


La definición de campos de acción de las Asociaciones y Consejos Consultivos es un debate en el que todos debemos participar. Se trata de analizar las mejores estructuras para cada cosa, nadie se puede arrogar el derecho a definir lo que harán los demás, menos sin profundizar en el papel de cada estructura. Quienes mejor que las Asociaciones pueden opinar sobre el tema, es el espacio que reclamamos, que se nos escuche y no se saquen conclusiones a la disparada. No siempre cuando se plantean discrepancias supone oposición, en ocasiones se puede pensar también en importantes aportes.


Estas líneas, son humildes reflexiones que entendimos necesario dar a luz, como aporte al imprescindible debate sobre un tema que no solo se define en escritorios por muy ordenados que éstos estén. Nadie tiene la verdad absoluta en este tema. Si queremos que efectivamente los Consejos Consultivos jueguen el papel para el cual están llamados en la actual circunstancia, y si queremos que las Asociaciones aporten en el ámbito que pueden, generando esa fuerza de sostén y ampliando la cantidad de personas que asumen compromisos, entonces hablemos sobre estos temas entre todos los actores. Sepamos escuchar y no traslademos desiciones tomadas sin siquiera tener claro como hacerlo, si es que realmente algo de lo antiguo deseamos cambiar.


Asociación de Uruguayos en Catalunya
Barcelona, 26 de julio de 2005.


Rómulo Correa Moreno
26/07/2005

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